Colaboración del C. de N. Edgardo Loret de Mola
Responsable de la edición: Rosario Yika Uribe
Fuente: Cinco
siglos del destino marítimo del Perú, de Esperanza Navarro Pantac:
Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú, 2016
Efemérides Navales de Hoy 16 octubre
16 de octubre 1926: Los restos del vicealmirante Martín Jorge Guise son trasladados al Panteón Nacional de los Próceres.
CRÓNICA: el Panteón de los Próceres, un santuario cívico (artículo de Henry F López Tafur publicado por el Comercio el 30 julio 2011)
Esta estructura reúne gran parte de la historia de los libertadores del Perú. Aquí se conservan los restos de 24 próceres de la independencia y 41 efigies.
Cobijada por la estructura de una armoniosa y fina arquitectura religiosa colonial del siglo XVIII se guardan los restos y efigies de destacados peruanos y extranjeros que lucharon por la independencia de nuestro país. Han pasado 86 años desde su inauguración, el 9 de diciembre de 1924, y en esta semana de la patria se respiran aires de orgullo nacional en este imponente santuario cívico y religioso conocido como el Panteón de los Próceres.
“La inauguración del panteón fue un acto apoteósico”, comenta el magíster en Historia y docente de la PUCP Juan Luis Orrego, quien explica que cuando se inauguró el panteón llegó el primer cuerpo: el de Simón Rodríguez (1769-1854), el mítico maestro de Simón Bolívar, el cual fue trasladado desde la iglesia del pueblo de Amotape (Piura), donde estaba sepultado.
“Los restos fueron traídos en barco hasta el Callao y luego trasladados en tren hacia la Estación de Desamparados. Después fueron llevados en procesión hasta el Parque Universitario, donde se encuentra el panteón”, agrega Orrego. La inauguración contó con la presencia del presidente de ese entonces Augusto B. Leguía y varias delegaciones internacionales que habían llegado a Lima para celebrar el centenario de la Batalla de Ayacucho, gesta heroica que significó el final definitivo del dominio colonial español en América del Sur.
HONORABLE PANTEÓN
“Libertadores de América, son los héroes del continente. Quien quisiera proclamarlos héroes exclusivos de patrias egoístas, rebajaría el sentido humano de vuestra gloria. Por eso esta tumba no está destinada solo a los héroes del Perú, sino a los héroes de América”, dijo Leguía durante la inauguración, según publicó El Comercio el 11 de diciembre de 1924. Por ello en el Panteón de los Próceres no solo se guardan los restos de personajes peruanos, sino también extranjeros.
De los primeros destacan Ramón Castilla, Hipólito Unanue, Pascual Saco Oliveros y Andrés Rázuri, quien hizo caso omiso a la orden de retirada en la Batalla de Junín y lanzó a los húsares sobre la caballería realista. También están los restos de José Bernardo Alcedo y José de la Torre Ugarte, autores del himno nacional, y de la chorrillana que crio a José Olaya, Juana de Dios Manrique de Luna, la única mujer del panteón.
De los primeros destacan Ramón Castilla, Hipólito Unanue, Pascual Saco Oliveros y Andrés Rázuri, quien hizo caso omiso a la orden de retirada en la Batalla de Junín y lanzó a los húsares sobre la caballería realista. También están los restos de José Bernardo Alcedo y José de la Torre Ugarte, autores del himno nacional, y de la chorrillana que crio a José Olaya, Juana de Dios Manrique de Luna, la única mujer del panteón.
Entre los extranjeros figuran el vicealmirante Martin George Guise y el gran mariscal William Miller, ingleses claves en la lucha contra los realistas; el uruguayo Juan Espinosa de los Monteros, que empezó a luchar por la independencia a los 12 años, y el argentino Mariano Necochea, quien recibió siete heridas de sable en la Batalla de Junín.
En total, el panteón guarda los restos de 24 personas y 41 efigies. De estas últimas destacan las de don José de San Martín, Simón Bolívar, Túpac Amaru, José Olaya y Micaela Bastidas.
El general de brigada EP Herrmann Hamann, presidente del Centro de Estudios Histórico Militares del Perú, entidad que desde 1953 tiene el encargo de preservar el Panteón de los Próceres, destaca que en el lugar también se hace un repaso de toda la campaña de próceres y precursores para conseguir la independencia nacional y su posterior consolidación. “Este lugar es muy ilustrativo. La gente viene acá y hace una revisión de todo lo que constituye nuestra independencia, desde antes y después”, señala Hamann al señalar una de las placas donde se mencionan nombres y fechas de las batallas libradas por la independencia.
“Este es el esfuerzo peruano desde la época del Virreinato para recuperar la libertad rechazando la presencia monárquica en nuestro país”, finaliza.
PARA RECORDAR
Más de 400 años de historia
El Panteón de los Próceres se encuentra en el Parque Universitario, en la esquina con el Jr. Azángaro. Primero fue capilla de los novicios jesuitas, desde 1606, y al ser expulsados, en 1767, se convirtió en la iglesia del Real Colegio de San Carlos. Es una cripta dentro de esta antigua iglesia —actual Centro Cultural de la Universidad de San Marcos—que guarda los restos de los héroes de la Independencia del Perú. La Iglesia originalmente perteneció al noviciado jesuita de San Antonio Abad del Cusco, pero fue trasladada después de que los jesuitas fueron expulsados de los territorios españoles. En 1924, los restos de varios héroes de las guerras de independencia (1821-1824) fueron trasladados a la cripta debajo del altar y la iglesia pasó a llamarse "Panteón de los Próceres”.
El terremoto de 1746 modificó gran parte de su estructura original. En 1876 pasó a ser capilla de la Universidad de San Marcos y luego, el 29 de junio de 1921, se convirtió en el Panteón de los Próceres, pero recién fue inaugurado el 9 de diciembre de 1924. En 1924, los restos de varios héroes de las guerras de independencia (1821-1824) fueron trasladados a la cripta debajo del altar y la iglesia pasó a llamarse "Panteón de los Próceres”.
El recordado historiador Gustavo Pons Muzzo calificó como joya arquitectónica el bello altar mayor del panteón en el cual se celebraban, hasta hace algunos años, oficios conmemorativos de la independencia nacional.
El general de brigada EP Herrmann Hamann, presidente del Centro de Estudios Histórico Militares del Perú (Cehmp), a cargo del recinto, informa que el Panteón de los Próceres está abierto a todo el público de lunes a domingo, desde las 10 a.m. hasta las 5 p.m.
VICEALMIRANTE JORGE MARTIN GUISE
Martín George Guise (n. como Martin Guisse el 12 de marzo de 1780, Gloucestershire, Inglaterra —- Guayaquil, 23 de noviembre de 1828) fue un oficial de la Marina Real Británica, en la cual sirvió durante las guerras napoleónicas, que se trasladó a América del Sur para ofrecer sus servicios a la causa de la independencia y que años más tarde asumió el cargo de Comandante General de la Marina de Guerra del Perú de la cual fue también fundador.
Nació en el condado de Gloucestershire en 1780 en el seno de una familia de la nobleza local. Fue hijo de Sir John Guise, 1.er baronet, y de la dama Elizabeth Wright.1 Su padre fue teniente coronel del la Royal South Gloucestershire Militia y obtuvo el título de baronet en 1783. Se inició a los quince años como cadete de la marina británica en Malborough. Sus primeros tres años como marino los pasó en la fragata Jason formando parte de la escuadra corsaria con la que Sir John Borlase hostilizaba las rutas marinas en la costa norte de Francia. Sirvió después en los navios de línea London, Ville de Paris y Foudroyant siendo promovido a teniente en 1801.
En 1808 tomo parte de la legendaria Batalla de Trafalgar en la cual el almirante Nelson derrotó a la flota francoespañola de Napoleón, en 1809 sirvió como ayudante de campo de Sir George Berkeley, vicealmirante que fue destinado a Lisboa para apoyar a la recientemente desembarcada expedición del futuro duque de Wellington el cual lograría expulsar a las tropas francesas de la península ibérica. Tiempo después Guise fue destinado al buque Conqueror en el cual presto servicio en las costas mediterráneas de España participando del bloqueo de Tolón bajo el mando de Sir Charles Cotton. Entre 1811 y 1813 estuvo destinado a las indias occidentales donde comandó los buques Liberty y Swaggerer antes de su retorno a Inglaterra. Fue ascendido a comandante en 1815 y tras el fin de las guerras napoleónicas tuvo a su mando el buque Devastation.2
Guise fue un hombre activo y aventurero por lo que al terminar la guerra en Europa y al igual que otros marinos británicos como el vicealmirante Thomas Cochrane, renunció a la marina británica, compró y armó su propia nave, el Hecate, y echo rumbo a América para nunca volver a su tierra natal. Ofreció sus servicios al gobierno chileno al que entrego su bergantín de 18 cañones, ahora rebautizado como Galvarino, y del cual obtuvo el mando de la fragata Lautaro, armada con 50 cañones.
El rol de Guise en las batallas era seguido por una serie de significantes, y a la vez frecuentes, discusiones con Cochrane. Formó parte de la flota chilena que condujo a la expedición libertadora de José de San Martín al Perú. Estuvo durante el tercer bloqueo del Callao que impuso Cochrane, en la que participó en la captura de la fragata Esmeralda, el buque más poderoso que los españoles tenían en el Callao.
Al retiro de Cochrane, San Martín nombró a Guise contralmirante de la recientemente creada escuadra peruana. Durante el resto de la guerra colaboró transportando tropas y destruyendo barcos españoles. También participó en el bloqueo del puerto del Callao en 1824, ya que había sido retomado por los realistas tras la Sublevación del Callao. Su bloqueo en este puerto fue interrumpido ese año por una expedición naval española al mando del capitán de navío Roque Guruceta, con quien se batió, sin resultados concluyentes en octubre de ese año. Al partir la escuadra española al sur, con destino al puerto de Quilca, Guise se dirigió al astillero Guayaquil. El bloqueo del Callao sería retomado el 7 de enero de 1825 por una escuadra combinada de Chile, Perú y la Gran Colombia bajo el mando del vicealmirante chileno Manuel Blanco Encalada. El Callao se rendiría el 23 de enero de 1826.
El 7 de enero de 1825, fue apresado por el general bolivariano Juan Paz del Castillo. Según Basadre, Paz del Castillo enemigo de aquél, deseoso de humillar al Perú, interpretó mal las razones de Guise y lo hizo apresar y lo puso incomunicado. Bolívar dio la orden de llevarlo a Cuenca, pero su estado de salud lo impidió. Luego fue llevado a Lima en gran escándalo, y el 5 de mayo de 1826 se le lleva a juicio y se le mantuvo preso.
Cuando Bolívar se retiró del Perú, el Consejo de Guerra a cargo del juicio entró en autonomía y ordenó la libertad de Guise el 26 de septiembre de 1826. Se le restituyó el cargo de Vicealmirante de la escuadra. Y además se mandó pedir "la satisfacción que merecen el agravio e insulto nacional hechos por el Gobernador de Guayaquil en su persona (Guise) y la bandera de nuestra República". Fue el congreso en 1828 y la presidencia de La Mar, los que hicieron efectiva las resoluciones.
Cuando la guerra contra la Gran Colombia estalló en 1828, fue llamado nuevamente al servicio para que comande la marina peruana. Su expedición sostuvo victoriosos combates en la rada de Guayaquil, pero el almirante Guise fue mortalmente herido al explotar una granada en la cubierta de la fragata Presidente (22 de noviembre de 1828). Le sucedió en el mando el segundo jefe de la escuadra, José Boterín, quien logró finalmente acallar las defensas de Guayaquil, obteniendo su rendición el 19 de enero de 1829 de manos del almirante Juan Illingworth Hunt.
Su cuerpo fue enviado al Callao con honor, y fue sepultado en ese lugar arropado como un monje franciscano. En 1926, sus restos fueron exhumados y transferidos al Panteón de los Próceres en Lima.
En 1827, Guise había contraído matrimonio con la dama limeña Juana María del Valle y Riestra, hermana del coronel Miguel Valle Riestra. La pareja tuvo dos hijas, la primera murió a corta edad y la otra, Mercedes Carlota Guise Valle Riestra, se casó con el vice-cónsul Juan Dartnell Loder.
Fueron bisnietos suyos, el aviador peruano Jorge Chávez (quien falleció tras ser el primer piloto en atravesar los Alpes), el diplomático Emilio Althaus Dartnell y el banquero Clemente de Althaus Dartnell.
El Colegio Almirante Guise situado en el distrito de Santa Beatriz y el Liceo Naval Almirante Guise, alma máter de los hijos de los oficiales de la Marina de Guerra del Perú, fueron nombrados en su honor. También, la Casa Azul en el Colegio Markham fue nombrada en su honor.
Calles en distintas ciudades del Perú y en la ciudad de Buenos Aires llevan su nombre.
16 de octubre 1992: El Honorable Concejo Municipal de La Paz declara a Miguel Grau “Hijo Predilecto” (póstumo) de la ciudad de Nuestra Señora de La Paz. (No he podido encontrar referencias gráficas a la declaración de Grau como Hijo Predilecto de la ciudad de Nuestra Señora de La Paz, por lo que me permito incluir dos artículos referidos a Grau, Héroe Binacional de Perú y Bolivia)
Miguel Grau "héroe binacional” (Artículo publicado el 8 de octubre del 2014 por Bolivia.com)
Esa proclamación se dio en un acto que se conmemoró los 135 años del Combate Naval de Angamos y el 193 aniversario de la Marina de Guerra del Perú, en la ciudad de La Paz.
Bolivia y Perú proclamaron el martes al marino y militar peruano Miguel Grau como "héroe binacional" por su lealtad, coraje, humanidad, temple y gallardía, características que brillaron, particularmente, en la Guerra del Pacífico (1879-1883), conflicto bélico que enfrentó a ambos países contra Chile.
El 8 de Octubre de 1879, Grau, al mando del Monitor Huáscar y la Corbeta Unión, frente a Punta Angamos, en el entonces Litoral boliviano enfrentó un duro combate.
Según varios escritores, esa mañana la historia le reservó un lugar en la inmortalidad en defensa de la soberanía e integridad territorial, y fue declarado héroe del Perú y Bolivia.
"El legado de honor y heroísmo de Don Miguel Grau, constituye un referente en la histórica relación de los pueblos del Perú y Bolivia", remarcó el jefe de Estado Mayor de la Armada boliviana, Waldo Leonel Calla.
Afirmó que Grau es el símbolo de una herencia compartida, de un sentimiento de hermandad que se forjó más allá del calor de una guerra, "es un ícono inspirador que alimenta y fortalece la inagotable labor de construir cada vez con mayor empeño una relación de entendimiento entre peruanos y bolivianos", matizó.
Por su parte, el agregado de Defensa Naval de la Embajada del Perú, José Armas Calasich, rindió homenaje al "héroe binacional", Miguel Grau Seminario.
"Hoy congregados en esta plaza, rendimos un homenaje a nuestro héroe binacional, peruano boliviano Don Miguel Grau Seminario y a sus compañeros en la gloria que perecieron junto a él, en el monitor Huáscar durante la Batalla Naval de Angamos", sustentó.
A su juicio, Grau representa el modelo de ciudadano y marino, "su sólo nombre inspira respeto, admiración y un ideal a seguir", complementó.
El acto, participaron la embajadora de Perú en Bolivia, Silvia Alfaro Espinosa, autoridades militares de la Armada Boliviana, una delegación diplomática del Perú e invitados especiales.
El 6 de octubre de 1989, el Congreso Nacional de Bolivia, en reconocimiento al valor y heroísmo del almirante Miguel Grau, lo declaró oficialmente héroe nacional de Bolivia.
Cada 8 de octubre la Armada boliviana y la Marina de Guerra del Perú conmemoran conjuntamente la heroica actuación del "Caballero de los mares" en la Guerra del Pacífico.
En Perú, Grau es considerado héroe máximo de la Marina de Guerra de ese país y uno de los jefes militares más famosos de las Américas.
Asimismo, a razón de una encuesta a fines del siglo XX, se le denominó "El peruano del Milenio". ABI
Ofrenda floral al Busto de Miguel Grau en Cochabamba (Noticia de la Universidad Franz Tamayo - UNIFRANZ publicada en su web el 26 de abril del 2017)
La máxima autoridad de la sede Cochabamba Ing. Rolando López López, acompañó al Embajador del Perú en Bolivia el Sr. Félix Ricardo Denegri Boza, al Cónsul General del Perú, Sr. José Luis Vicente Torres Seguín y al Acalde de la ciudad de Cochabamba José María Leyes, en la ofrenda floral realizada en homenaje al comandante Miguel Grau héroe peruano quien se constituyó en el mayor obstáculo de la Armada chilena que deseaba consagrar su supremacía en el Pacífico.
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