Colaboración del C. de N. Edgardo Loret de Mola
Responsable de la edición: Rosario Yika Uribe
Fuente: Cinco
siglos del destino marítimo del Perú, de Esperanza Navarro Pantac:
Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú, 2016
Efemérides Navales de Hoy 22 de Noviembre
22 de noviembre 1828: Combate de Guayaquil. Episodio de la Guerra con la Gran Colombia en el cual nuestra escuadra compuesta por los barcos: Presidente, Libertad y Peruviana, al mando del almirante Martín Jorge Guise ataca el puerto de Guayaquil. La Escuadra Peruana logra romper el sistema de defensas y las fortificaciones de tierra del puerto. El intenso cañoneo se inicia el 22 de noviembre de 1828 y dura hasta el día 24 con la captura de Guayaquil. Al tercer día del combate, la Presidente logra acallar el cañón que la había hostilizado durante la noche. En tal intento, coronado exitosamente, pierde la vida el vicealmirante Martín Jorge Guise, siendo reemplazado por el teniente José Boterín. Guayaquil queda en poder de las fuerzas de ocupación peruanas hasta el 1° de febrero de 1829.
Los combates en Guayaquil de 1828 por Ernesto Linares Mscaro en la revista digital connuestroperu.com
Muy pocos recuerdan que hace 180 años Perú libró su primera guerra internacional y que está fue declarada por Simón Bolívar. Fue en esta guerra donde por primera vez sobresalió la Marina de Guerra del Perú, en donde servían marinos de diversas nacionalidades: británicos, chilenos y franceses. En aquella guerra participaron, muy jóvenes, marinos peruanos que después destacarían en la historia nacional: José Boterín, Juan José Panizo, Francisco Forcelledo y Manuel Villar.
El 9 de septiembre de 1828, el gobierno peruano decretó el bloqueo de la costa colombiana, desde Tumbes, excluído este puerto, hasta Panamá. El decreto lo recibió en el Callao el Comandante General de Marina, contralmirante José Pascual de Vivero, a las 5 p.m. del 11 de septiembre, pero no lo publicó de inmediato porque estaba el general Antonio José de Sucre en la fragata Porcia, que estaba al ancla y en tránsito a Guayaquil, haciéndolo recién en la mañana del 12. El 18 de septiembre a las 9 y cuarto de la noche, zarpó del Callao la fragata “Presidente” con la insignia del vicealmirante Jorge Martín Guise, Comandante General de la escuadra peruana, en donde se embarcó el presidente José de La Mar. La fragata “Presidente” arriba a Paita el 25 de septiembre y el Presidente La Mar emprende viaje a Piura el 27. El 30 de septiembre parten de Paita los únicos buques de guerra del Perú, la fragata “Presidente” y la corbeta “Libertad”, esta última al mando del teniente 1º José Boterín, para iniciar el bloqueo de la costa colombiana.
En la isla Puná, los peruanos se enteran que en El Naranjal se encuentra una partida colombiana salida de Guayaquil en dirección a Cuenca. A las 11 a.m. del 1º de octubre, salen 4 botes al mando del teniente 1º Roberto Miklejohn, con 4 alféreces y 30 hombres. A las 10 p.m. la tropa peruana desembarca y a las 2 a.m. cae de sorpresa sobre la partida colombiana, apresando 2 capitanes, un subalterno, 2 soldados y al Gobernador. En mérito a esta acción, Guise asciende a teniente 2º al alférez de fragata Francisco Forcelledo, que había salido herido. Otra expedición al mando del teniente 2º Manuel Sauri incauta algunos fusiles en las cercanías de Machala y captura al 2º ayudante del Estado Mayor, Manuel Becerra, y a 2 soldados.
Como los buques peruanos estaban en Puná, pudo arribar a Guayaquil el general Braun con 240 hombres del escuadrón “Húsares”. La fragata peruana “Presidente” hacía guardia a la corbeta colombiana “Pichincha”, que debía regresar con el batallón “Girardot” de Panamá. La “Presidente” estuvo en Punta Arena el 11 de octubre, en El Muerto el 23, en Salango el 28 y después en Manta, donde desembarca una partida que, tras corta escaramuza, toma el puerto. El 23 de octubre, Guise le plantea al presidente La Mar que para una operación combinada contra Guayaquil necesita 60 soldados veteranos y 80 marineros. El Presidente La Mar ordena se los envíen y autoriza una operación contra Guayaquil.
En la noche del 10 al 11 de octubre se sublevó la tripulación de la corbeta colombiana “Pichincha”, que estaba fondeada en Taboga. Este buque se presentó en Paita donde se entregó al gobierno peruano.
Enterado Guise de la sublevación de la “Pichincha”, el 16 de noviembre la “Presidente” ancla frente a Punta Arena, reuniéndose con la corbeta “Libertad” y se presenta un bote de la goleta colombiana “Guayaquileña” con 3 hombres que se unen a la escuadra peruana. También llega la goleta “Peruviana”. Guise trata de estrechar relaciones con los ciudadanos de Guayaquil, a los que recibe cada vez que desean pasarse a las filas peruanas, al mismo tiempo que remite al presidente comunicaciones de autoridades del pueblo (párroco, alcalde, juez, etc.) o de civiles mostrando su adhesión a la causa peruana.
El vicealmirante Guise prepara a la escuadra peruana para atacar Guayaquil. Contaba con la fragata “Presidente” de 52 cañones: 2 carronadas de a 32 libras, 26 cañones de a 24 lb, 14 cañones de a 12 lb y 2 cañones de a 4 lb; la corbeta “Libertad”, de 24 cañones de a 12 lb, y una escuadra de fuerzas sutiles de 5 lanchas cañoneras al mando del teniente 2º San Julián: dos pequeñas goletas, la Esmeralda con un cañón de a 12 lb y una de la fragata “Presidente” con un cañón de a 12 lb y otro de a 6 lb, más tres botes con un pedrero de a 4 lb cada uno.
Las defensas de Guayaquil estaban preparadas para impedir el paso de los buques peruanos. Frente a Cruces había una cadena, sobre una balsa-explanada, hecha firme sobre Santay y asegurada por el otro lado por un cabestrante, una batería en el Castillo de Cruces de 6 cañones y apoyados por los buques anclados: la goleta “Guayaquileña” con 16 cañones de a 9 lb, una goleta con un cañón giratorio de a 18 lb, 4 lanchas cañoneras con cañones de a 24 lb cada una y el bergantín “Adela” con 18 cañones de a 12 lb, además estaban apoyados por una batería en Texería de 4 cañones. La guarnición era el batallón “Caracas”, el recién llegado batallón “Cauca” y el escuadrón “Dragones”. Los buques estaban al mando del capitán de navío Tomás Charles Wright y toda la fuerza de Guayaquil estaba al mando del general Juan Illingworth, marino británico al servicio de Bolívar que era el Comandante General de Guayaquil.
Al vicealmirante Guise le comunican que ha habido dos sublevaciones en Guayaquil, una civil y otra del batallón “Caracas”, que ha habido varios fusilamientos y otros han sido aplazados para el 22 de noviembre. Guise decide atacar sin esperar el refuerzo de tropas de desembarco porque pensaba que podría contar con el apoyo de los cómplices de los prisioneros en Guayaquil. Una de las lanchas de avanzada, captura el 21 a cuatro embarcaciones, siendo apresados los oficiales colombianos Robles y Brow. En esa fecha, el coronel Daniel F. O’Leary le escribe a Bolívar que por el bloqueo ya no llegan los buques paiteños y que son escasos la harina y el azúcar.
Con la marea alta, el 22 de noviembre a las 10 a.m., la escuadra peruana navega hacia Guayaquil, con las lanchas cañoneras a vanguardia para arriar la cadena y la “Presidente” y la “Libertad” para atacar a las baterías y buques. Frente al Castillo de las Cruces, la goleta “Peruviana” y las lanchas cañoneras se despliegan en línea, a todo lo ancho del río, la “Presidente” cubre la marcha y la “Libertad” forma la retaguardia. A las 5 p.m., la goleta “Guayaquileña” abre los fuegos.
La fragata “Presidente” intercambia disparos con la batería de Las Cruces; el parte oficial de José Boterín, dice que ellos olvidan izar su bandera. Las lanchas logran atracarse a las balsas que sostienen la cadena para arriarla y una de estas, al mando del teniente 2º Juan José Panizo, logra arriar la cadena. Entonces la fragata “Presidente” embiste la cadena y esta cede, larga su ancla y dispara a tierra por estribor y contra las naves a babor; la “Libertad”, a popa de la “Presidente”, también dispara contra el Castillo Las Cruces.
Tras dos horas de combate, el batallón “Caracas” abandona la batería Las Cruces. A las 6 p.m. desembarca la guarnición de la goleta “Peruviana”, al mando del teniente 2º Manuel Villar, toma el Castillo y para la noche ya tiene todos los cañones clavados (acción en la cual se coloca un clavo en el fogón para evitar que hagan fuego) e incendiado el Castillo en el que explota la pólvora, destruyendo ese punto de defensa colombiana.
Los buques peruanos empezaron esa noche a disparar metralla (proyectiles que al estallar lanzan balines en todas direcciones) contra la población.
Una lancha cañonera peruana es arrastrada al interior del río y tiene que batirse contra las fuerzas de la orilla. Se reúne con la escuadra peruana a las 8 p.m., pero su comandante alférez Pérez murió en la lucha.
Para el 23 de noviembre, el bergantín “Adela” está acoderado en la orilla de la Ciudad Vieja; sobre el muelle, delante de la Aduana, hay una batería de 4 cañones; una batería de 3 cañones a media altura del cerro La Pólvora, dentro de una casa, y otra batería de 2 cañones en una planchada a flor de agua sobre el norte de la Ciudad Vieja, además de dos goletas más. A las 7 a.m. se reabre el combate entre las naves colombianas y peruanas.
A las 10 a.m. la “Presidente” logra semihundir la “Adela”. A las 2 p.m., la goleta colombiana con el cañón giratorio y 2 lanchas cañoneras se pegan al barranco de la Ciudad Vieja al norte de la Aduana, mientras la goleta “Guayaquileña” y 2 lanchas cañoneras se sitúan sobre en una línea paralela a la peruana, cuya derecha se apoya en la batería de la planchada y cuya izquierda se prolonga al estero de Santay; reabriéndose el combate. A las 3 p.m. la escuadra peruana se dirige adentro, las fuerzas sutiles a estribor de la “Presidente” y la “Libertad”, mientras estas navegan por el canal, recibiendo fuego de las embarcaciones y las 3 baterías. La “Presidente” fondea entre el muelle y el primer puente de Ciudad Vieja y la “Libertad” a proa de esta .
A las 4 p.m., las fuerzas peruanas abren fuego sobre la Aduana. Poco después de las 5 p.m queda desmontada la batería de la Aduana, destrozadas la goletilla y las lanchas pegadas al barranco, las que arrían su pabellón, y varadas la “Guayaquileña” y una de las lanchas que habían intentado retirarse por el canal del Daule. Los colombianos vuelan la “Adela”. A las 7 p.m. sólo hacen fuego los batallones colombianos en los edificios del malecón.
A las 10 p.m., desatraca la lancha de la fragata “Presidente”, al mando del teniente 1º Roberto Miklejohn con tropa para llevarse una de las lanchas colombianas varadas, pero son rechazas por el batallón “Caracas” . En el combate queda gravemente herido el teniente Miklejohn, con una herida de cañón y dos de fusil.
La fragata “Presidente” empieza a salir de la ría a las 11 p.m. para dirigirse a Las Cruces, pero a las 2 a.m., debido a la marea baja, queda varada. Los colombianos montan un cañón de a 24 libras en la Aguardientería, por la aleta de la “Presidente” de tal manera que esta no puede responder los fuegos. Al amanecer del 24 de noviembre, los colombianos abren fuego sobre la “Presidente” durante 5 horas y el resto de la escuadra peruana en Las Cruces no puede ayudarla porque la marea les impide remontar el río. El penúltimo tiro del cañón colombiano cae sobre el pecho del vicealmirante Guise, dejándolo sin vida, a las 11:30 a.m. El secretario de la escuadra, teniente coronel Francisco del Valle Riestra, le otorga el mando de la escuadra al teniente 1º José Boterín, comandante de la corbeta “Libertad”, que se traslada a la “Presidente”. Sobre este hecho, el coronel O’Leary escribió a Bolívar: “Parece que la Providencia nos favorece, porque sólo un milagro nos ha podido salvar. Ahora ha vuelto a repetirse el milagro: Guise, el eterno enemigo de V.E. y de Colombia, murió de un balazo el día 24 del corriente por la mañana. Este oficial es una pérdida grande para el Perú; era valiente y atrevido y excelente marino”. Sobre Guise, el historiador naval Elías escribió “... ningún monumento público recuerda sus hazañas, las batallas que ganó, las veces que salvó la causa de la libertad...”.
En los combates del 22 al 24 de noviembre murieron el vicealmirante Guise, el alférez Pérez y 11 marineros y soldados. Los muertos colombianos confesados son 5, entre soldados y paisanos. Entre el 22 y 23, la fragata “Presidente” disparó 2.570 tiros de cañón y 6.000 de fusil; la corbeta “Libertad”, 530 y 2.300 respectivamente; la goleta “Peruviana”, 56 y 80, y las fuerzas sutiles, 75 y 300. La “Presidente” recibió 89 tiros de cañón y la “Libertad”, 23.
La población de Guayaquil estaba a favor de Perú, y en su informe, el teniente coronel Valle Riestra dice que si Guise “hubiera podido recibir a bordo todas las personas que lo intentaban, estoy seguro tendríamos en ella hoy todas las familias de Guayaquil; pues en estos tres días andaban por la costa clamando porque se les mandara los botes para embarcarse; pero nuestra posición de ataque no lo permitía” .
Es de esta manera que termina los combates de Guayaquil, que fueron1830 un triunfo peruano porque se destruyeron las defensas colombianas de tierra, de tal manera que los buques peruanos se dedicaron a estrechar el bloqueo para rendir a la guarnición, generalmente estacionados frente a Cruces, rendición que se produjo el 20 de enero de 1829.
El 9 de septiembre de 1828, el gobierno peruano decretó el bloqueo de la costa colombiana, desde Tumbes, excluído este puerto, hasta Panamá. El decreto lo recibió en el Callao el Comandante General de Marina, contralmirante José Pascual de Vivero, a las 5 p.m. del 11 de septiembre, pero no lo publicó de inmediato porque estaba el general Antonio José de Sucre en la fragata Porcia, que estaba al ancla y en tránsito a Guayaquil, haciéndolo recién en la mañana del 12. El 18 de septiembre a las 9 y cuarto de la noche, zarpó del Callao la fragata “Presidente” con la insignia del vicealmirante Jorge Martín Guise, Comandante General de la escuadra peruana, en donde se embarcó el presidente José de La Mar. La fragata “Presidente” arriba a Paita el 25 de septiembre y el Presidente La Mar emprende viaje a Piura el 27. El 30 de septiembre parten de Paita los únicos buques de guerra del Perú, la fragata “Presidente” y la corbeta “Libertad”, esta última al mando del teniente 1º José Boterín, para iniciar el bloqueo de la costa colombiana.
En la isla Puná, los peruanos se enteran que en El Naranjal se encuentra una partida colombiana salida de Guayaquil en dirección a Cuenca. A las 11 a.m. del 1º de octubre, salen 4 botes al mando del teniente 1º Roberto Miklejohn, con 4 alféreces y 30 hombres. A las 10 p.m. la tropa peruana desembarca y a las 2 a.m. cae de sorpresa sobre la partida colombiana, apresando 2 capitanes, un subalterno, 2 soldados y al Gobernador. En mérito a esta acción, Guise asciende a teniente 2º al alférez de fragata Francisco Forcelledo, que había salido herido. Otra expedición al mando del teniente 2º Manuel Sauri incauta algunos fusiles en las cercanías de Machala y captura al 2º ayudante del Estado Mayor, Manuel Becerra, y a 2 soldados.
Como los buques peruanos estaban en Puná, pudo arribar a Guayaquil el general Braun con 240 hombres del escuadrón “Húsares”. La fragata peruana “Presidente” hacía guardia a la corbeta colombiana “Pichincha”, que debía regresar con el batallón “Girardot” de Panamá. La “Presidente” estuvo en Punta Arena el 11 de octubre, en El Muerto el 23, en Salango el 28 y después en Manta, donde desembarca una partida que, tras corta escaramuza, toma el puerto. El 23 de octubre, Guise le plantea al presidente La Mar que para una operación combinada contra Guayaquil necesita 60 soldados veteranos y 80 marineros. El Presidente La Mar ordena se los envíen y autoriza una operación contra Guayaquil.
En la noche del 10 al 11 de octubre se sublevó la tripulación de la corbeta colombiana “Pichincha”, que estaba fondeada en Taboga. Este buque se presentó en Paita donde se entregó al gobierno peruano.
Enterado Guise de la sublevación de la “Pichincha”, el 16 de noviembre la “Presidente” ancla frente a Punta Arena, reuniéndose con la corbeta “Libertad” y se presenta un bote de la goleta colombiana “Guayaquileña” con 3 hombres que se unen a la escuadra peruana. También llega la goleta “Peruviana”. Guise trata de estrechar relaciones con los ciudadanos de Guayaquil, a los que recibe cada vez que desean pasarse a las filas peruanas, al mismo tiempo que remite al presidente comunicaciones de autoridades del pueblo (párroco, alcalde, juez, etc.) o de civiles mostrando su adhesión a la causa peruana.
El vicealmirante Guise prepara a la escuadra peruana para atacar Guayaquil. Contaba con la fragata “Presidente” de 52 cañones: 2 carronadas de a 32 libras, 26 cañones de a 24 lb, 14 cañones de a 12 lb y 2 cañones de a 4 lb; la corbeta “Libertad”, de 24 cañones de a 12 lb, y una escuadra de fuerzas sutiles de 5 lanchas cañoneras al mando del teniente 2º San Julián: dos pequeñas goletas, la Esmeralda con un cañón de a 12 lb y una de la fragata “Presidente” con un cañón de a 12 lb y otro de a 6 lb, más tres botes con un pedrero de a 4 lb cada uno.
Las defensas de Guayaquil estaban preparadas para impedir el paso de los buques peruanos. Frente a Cruces había una cadena, sobre una balsa-explanada, hecha firme sobre Santay y asegurada por el otro lado por un cabestrante, una batería en el Castillo de Cruces de 6 cañones y apoyados por los buques anclados: la goleta “Guayaquileña” con 16 cañones de a 9 lb, una goleta con un cañón giratorio de a 18 lb, 4 lanchas cañoneras con cañones de a 24 lb cada una y el bergantín “Adela” con 18 cañones de a 12 lb, además estaban apoyados por una batería en Texería de 4 cañones. La guarnición era el batallón “Caracas”, el recién llegado batallón “Cauca” y el escuadrón “Dragones”. Los buques estaban al mando del capitán de navío Tomás Charles Wright y toda la fuerza de Guayaquil estaba al mando del general Juan Illingworth, marino británico al servicio de Bolívar que era el Comandante General de Guayaquil.
Al vicealmirante Guise le comunican que ha habido dos sublevaciones en Guayaquil, una civil y otra del batallón “Caracas”, que ha habido varios fusilamientos y otros han sido aplazados para el 22 de noviembre. Guise decide atacar sin esperar el refuerzo de tropas de desembarco porque pensaba que podría contar con el apoyo de los cómplices de los prisioneros en Guayaquil. Una de las lanchas de avanzada, captura el 21 a cuatro embarcaciones, siendo apresados los oficiales colombianos Robles y Brow. En esa fecha, el coronel Daniel F. O’Leary le escribe a Bolívar que por el bloqueo ya no llegan los buques paiteños y que son escasos la harina y el azúcar.
Con la marea alta, el 22 de noviembre a las 10 a.m., la escuadra peruana navega hacia Guayaquil, con las lanchas cañoneras a vanguardia para arriar la cadena y la “Presidente” y la “Libertad” para atacar a las baterías y buques. Frente al Castillo de las Cruces, la goleta “Peruviana” y las lanchas cañoneras se despliegan en línea, a todo lo ancho del río, la “Presidente” cubre la marcha y la “Libertad” forma la retaguardia. A las 5 p.m., la goleta “Guayaquileña” abre los fuegos.
La fragata “Presidente” intercambia disparos con la batería de Las Cruces; el parte oficial de José Boterín, dice que ellos olvidan izar su bandera. Las lanchas logran atracarse a las balsas que sostienen la cadena para arriarla y una de estas, al mando del teniente 2º Juan José Panizo, logra arriar la cadena. Entonces la fragata “Presidente” embiste la cadena y esta cede, larga su ancla y dispara a tierra por estribor y contra las naves a babor; la “Libertad”, a popa de la “Presidente”, también dispara contra el Castillo Las Cruces.
Tras dos horas de combate, el batallón “Caracas” abandona la batería Las Cruces. A las 6 p.m. desembarca la guarnición de la goleta “Peruviana”, al mando del teniente 2º Manuel Villar, toma el Castillo y para la noche ya tiene todos los cañones clavados (acción en la cual se coloca un clavo en el fogón para evitar que hagan fuego) e incendiado el Castillo en el que explota la pólvora, destruyendo ese punto de defensa colombiana.
Los buques peruanos empezaron esa noche a disparar metralla (proyectiles que al estallar lanzan balines en todas direcciones) contra la población.
Una lancha cañonera peruana es arrastrada al interior del río y tiene que batirse contra las fuerzas de la orilla. Se reúne con la escuadra peruana a las 8 p.m., pero su comandante alférez Pérez murió en la lucha.
Para el 23 de noviembre, el bergantín “Adela” está acoderado en la orilla de la Ciudad Vieja; sobre el muelle, delante de la Aduana, hay una batería de 4 cañones; una batería de 3 cañones a media altura del cerro La Pólvora, dentro de una casa, y otra batería de 2 cañones en una planchada a flor de agua sobre el norte de la Ciudad Vieja, además de dos goletas más. A las 7 a.m. se reabre el combate entre las naves colombianas y peruanas.
A las 10 a.m. la “Presidente” logra semihundir la “Adela”. A las 2 p.m., la goleta colombiana con el cañón giratorio y 2 lanchas cañoneras se pegan al barranco de la Ciudad Vieja al norte de la Aduana, mientras la goleta “Guayaquileña” y 2 lanchas cañoneras se sitúan sobre en una línea paralela a la peruana, cuya derecha se apoya en la batería de la planchada y cuya izquierda se prolonga al estero de Santay; reabriéndose el combate. A las 3 p.m. la escuadra peruana se dirige adentro, las fuerzas sutiles a estribor de la “Presidente” y la “Libertad”, mientras estas navegan por el canal, recibiendo fuego de las embarcaciones y las 3 baterías. La “Presidente” fondea entre el muelle y el primer puente de Ciudad Vieja y la “Libertad” a proa de esta .
A las 4 p.m., las fuerzas peruanas abren fuego sobre la Aduana. Poco después de las 5 p.m queda desmontada la batería de la Aduana, destrozadas la goletilla y las lanchas pegadas al barranco, las que arrían su pabellón, y varadas la “Guayaquileña” y una de las lanchas que habían intentado retirarse por el canal del Daule. Los colombianos vuelan la “Adela”. A las 7 p.m. sólo hacen fuego los batallones colombianos en los edificios del malecón.
A las 10 p.m., desatraca la lancha de la fragata “Presidente”, al mando del teniente 1º Roberto Miklejohn con tropa para llevarse una de las lanchas colombianas varadas, pero son rechazas por el batallón “Caracas” . En el combate queda gravemente herido el teniente Miklejohn, con una herida de cañón y dos de fusil.
La fragata “Presidente” empieza a salir de la ría a las 11 p.m. para dirigirse a Las Cruces, pero a las 2 a.m., debido a la marea baja, queda varada. Los colombianos montan un cañón de a 24 libras en la Aguardientería, por la aleta de la “Presidente” de tal manera que esta no puede responder los fuegos. Al amanecer del 24 de noviembre, los colombianos abren fuego sobre la “Presidente” durante 5 horas y el resto de la escuadra peruana en Las Cruces no puede ayudarla porque la marea les impide remontar el río. El penúltimo tiro del cañón colombiano cae sobre el pecho del vicealmirante Guise, dejándolo sin vida, a las 11:30 a.m. El secretario de la escuadra, teniente coronel Francisco del Valle Riestra, le otorga el mando de la escuadra al teniente 1º José Boterín, comandante de la corbeta “Libertad”, que se traslada a la “Presidente”. Sobre este hecho, el coronel O’Leary escribió a Bolívar: “Parece que la Providencia nos favorece, porque sólo un milagro nos ha podido salvar. Ahora ha vuelto a repetirse el milagro: Guise, el eterno enemigo de V.E. y de Colombia, murió de un balazo el día 24 del corriente por la mañana. Este oficial es una pérdida grande para el Perú; era valiente y atrevido y excelente marino”. Sobre Guise, el historiador naval Elías escribió “... ningún monumento público recuerda sus hazañas, las batallas que ganó, las veces que salvó la causa de la libertad...”.
En los combates del 22 al 24 de noviembre murieron el vicealmirante Guise, el alférez Pérez y 11 marineros y soldados. Los muertos colombianos confesados son 5, entre soldados y paisanos. Entre el 22 y 23, la fragata “Presidente” disparó 2.570 tiros de cañón y 6.000 de fusil; la corbeta “Libertad”, 530 y 2.300 respectivamente; la goleta “Peruviana”, 56 y 80, y las fuerzas sutiles, 75 y 300. La “Presidente” recibió 89 tiros de cañón y la “Libertad”, 23.
La población de Guayaquil estaba a favor de Perú, y en su informe, el teniente coronel Valle Riestra dice que si Guise “hubiera podido recibir a bordo todas las personas que lo intentaban, estoy seguro tendríamos en ella hoy todas las familias de Guayaquil; pues en estos tres días andaban por la costa clamando porque se les mandara los botes para embarcarse; pero nuestra posición de ataque no lo permitía” .
Es de esta manera que termina los combates de Guayaquil, que fueron1830 un triunfo peruano porque se destruyeron las defensas colombianas de tierra, de tal manera que los buques peruanos se dedicaron a estrechar el bloqueo para rendir a la guarnición, generalmente estacionados frente a Cruces, rendición que se produjo el 20 de enero de 1829.
Y así lo reportó La Gaceta de Colombia a poco de haberse dado el Combate Guayaquil:
22 de noviembre 1963: Por decreto supremo se establece el Servicio Cívico Fluvial del Amazonas como una entidad coordinadora de las actividades de los ministerios de Salud Pública, Educación, Agricultura, Fomento, Guerra, Marina, Aeronáutica, Gobierno y Policía, del sector público independiente, del sector privado, de los gobiernos locales y de las comunidades; y cuya finalidad será prestar la asistencia técnica y ayuda para elevar el nivel social, económico y cultural de la población de la Hoya Amazónica, promoviendo su desarrollo integral.
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