Colaboración del C. de N. Edgardo Loret de Mola
Responsable de la edición: Rosario Yika Uribe
Fuente: Cinco
siglos del destino marítimo del Perú, de Esperanza Navarro Pantac:
Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú, 2016
Efemérides Navales de Hoy 06 diciembre
6 de diciembre 1880: Combaten en la bahía del Callao la lancha peruana Arno con las lanchas chilenas de la ocupación. (Al parecer no existen diseños, fotos o gráficos de la lancha Arno. El CdeF Francisco Yábar en su obra “Las Fuerzas Sutiles y la Defensa de Costa durante la Guerra del Pacífico” relata que la Arno antes de ser adquirida por el Presidente Prado alrededor del 19 de agosto de 1879, era usada para llevar agua a las guaneras del sur en Tarapacá. Los probables dueños de la lancha Arno, señores Molfino y Ricini, entregaron la caldera de la embarcación en Iquique y de allí Prado las embarcó a Arica en el transporte Oroya y de Arica al Callao en el vapor Lima de la Pacific Steam Navigation Company, llegando el 26 de agosto de 1879. La lancha Arno fondeó en el Callao el 13 de setiembre de ese mismo año. Luego de superar una serie de inconvenientes logísticos y disciplinariose, y luego de entrar a dique para que le repararan los fondos se continuó trabajando en su reparación de forma que al final del 79 aún no estaba operativa y recién salió a pruebas en la mar el 2 de febrero de 1880, pruebas que obligaron al cambio de la hélice por una de mayor tamaño, y luegode efectuar los trabajos la embarcación quedó lista probablemente a partir del 20 de marzo de 1880)( La foto muestra una lancha de la época construida para la Argentina)
6 de diciembre 1974: El ministro de Marina y comandante general de la Marina, vicealmirante José Arce Larco, inaugura las instalaciones del Complejo Integral de Bienestar de la Marina ubicado en Maranga. (Tampoco he logrado ubicar sus foto o sus fotos. Pero si he ubicado un libro de Alfonso Baella Tuesta, “El Secuestro” que tiene varios pasajes sobre los almirantes Arce y Faura. A continuación uno de ellos)
EXTRACTO DEL LIBRO “EL SECUESTRO” DE ALFONSO BAELLA TUESTA
- Traigo una misión desagradable. El gobierno ha acordado deportarle a la Argentina.
- ¿A mí? ¿Por qué?
- Señor, ignoro los motivos. Mi misión consiste en poner este hecho en su conocimiento y conducirlo al aeropuerto.
- ¿La deportación es ahora mismo? ¿En este momento? ¡Son las 10 y 5 de la noche, ya comenzó el toque de queda!
El contraalmirante Daniel Masías había sido comisionado por las autoridades del ministerio de Marina Marina para detener al vicealmirante Guillermo Faura Gaig. Correctamente uniformado, llegó a la residencia de su colega en la avenida Pezet, en el aristocrático distrito de San Isidro. Faura, vestido de sport, se asomó a la puerta que daba a la calle. Afuera, se habían estacionado media docena de vehículos, probablemente con investigadores, y, además, había dos automóviles de radiopatrulla cuya circulina, llamaba la atención. Los vecinos se aglomeraban en los balcones.
- Traigo una misión desagradable. El gobierno ha acordado deportarle a la Argentina.
- ¿A mí? ¿Por qué?
- Señor, ignoro los motivos. Mi misión consiste en poner este hecho en su conocimiento y conducirlo al aeropuerto.
- ¿La deportación es ahora mismo? ¿En este momento? ¡Son las 10 y 5 de la noche, ya comenzó el toque de queda!
El contraalmirante Daniel Masías había sido comisionado por las autoridades del ministerio de Marina Marina para detener al vicealmirante Guillermo Faura Gaig. Correctamente uniformado, llegó a la residencia de su colega en la avenida Pezet, en el aristocrático distrito de San Isidro. Faura, vestido de sport, se asomó a la puerta que daba a la calle. Afuera, se habían estacionado media docena de vehículos, probablemente con investigadores, y, además, había dos automóviles de radiopatrulla cuya circulina, llamaba la atención. Los vecinos se aglomeraban en los balcones.
- ¿Dónde está el vicealmirante Carbajal? Según el reglamento, un vicealmirante no puede ser detenido por un contralmirante. Yo no me voy.
Olga de Faura se puso junto a su esposo. El contraalmirante Masías no hizo comentario alguno.
- Debo hacer una llamada telefónica; y, después, a preparar mi maleta. ¿O me voy sin equipaje?
- Señor, esperaré el tiempo que sea necesario.
Faura subió al segundo piso, a su dormitorio. Llamó al general retirado Leonidas Rodríguez Figueroa, líder del Partido Socialista Revolucionario. Debían reunirse con el general Aníbal Meza Cuadra, para almorzar el domingo siguiente.
- Leonidas, me deportan a la Argentina. Escápate si tienes tiempo.
- Pero, ya comenzó el toque de queda, contestó el famoso "Olluco" Rodríguez, quien fuera uno de los poderosos miembros del equipo militar que gobernaba con el general Velasco Alvarado.
- No importa, huye como puedas.
- Me estoy duchando, pensaba meterme a la cama.
- Olluquito, no seas cojudo, escápate aunque sea con las bolas al aire... Tú eres su personaje favorito. Adiós.
Habló luego con su entrañable amigo, José Arce Larco.
- ¿Te deportan Willi? ¡No puede ser, qué carajo, en este momento voy por ti!
Olga de Faura se puso junto a su esposo. El contraalmirante Masías no hizo comentario alguno.
- Debo hacer una llamada telefónica; y, después, a preparar mi maleta. ¿O me voy sin equipaje?
- Señor, esperaré el tiempo que sea necesario.
Faura subió al segundo piso, a su dormitorio. Llamó al general retirado Leonidas Rodríguez Figueroa, líder del Partido Socialista Revolucionario. Debían reunirse con el general Aníbal Meza Cuadra, para almorzar el domingo siguiente.
- Leonidas, me deportan a la Argentina. Escápate si tienes tiempo.
- Pero, ya comenzó el toque de queda, contestó el famoso "Olluco" Rodríguez, quien fuera uno de los poderosos miembros del equipo militar que gobernaba con el general Velasco Alvarado.
- No importa, huye como puedas.
- Me estoy duchando, pensaba meterme a la cama.
- Olluquito, no seas cojudo, escápate aunque sea con las bolas al aire... Tú eres su personaje favorito. Adiós.
Habló luego con su entrañable amigo, José Arce Larco.
- ¿Te deportan Willi? ¡No puede ser, qué carajo, en este momento voy por ti!
Violento, Arce Larco se lanzó como un bólido, en su Mercedes Benz, por las silenciosas calles de la ciudad. En un santiamén estuvo en la casa de Faura Gaig.
- ¡Qué es esto, cómo es posible! ¿Dónde está Willi?
Está preparando su equipaje, explicó Olga de Faura.
Se escuchó un prolongado timbrazo. La señora Faura abrió la puerta y otro marino saludaba con elegancia, con energía. Era el vicealmirante Tirado.
- Buenas noches, deseo hablar con el vicealmirante José Arce Larco, que está aquí.
Arce, también vestido de sport, avanzó unos pasos.
- Señor, el gobierno ha acordado deportarlo esta noche con destino a Buenos Aires. Tengo instrucciones de conducirlo en este momento al aeropuerto. Lo acompañaré a su casa para que prepare su equipaje.
- ¿Cómo? ¿Yo también?
Faura apareció uniformado. Como militar militar en retiro, no le correspondía usar el uniforme salvo en ocasiones extraordinarias, para alguna actuación especial. Abrazó a su amigo.
- ¡Qué es esto, cómo es posible! ¿Dónde está Willi?
Está preparando su equipaje, explicó Olga de Faura.
Se escuchó un prolongado timbrazo. La señora Faura abrió la puerta y otro marino saludaba con elegancia, con energía. Era el vicealmirante Tirado.
- Buenas noches, deseo hablar con el vicealmirante José Arce Larco, que está aquí.
Arce, también vestido de sport, avanzó unos pasos.
- Señor, el gobierno ha acordado deportarlo esta noche con destino a Buenos Aires. Tengo instrucciones de conducirlo en este momento al aeropuerto. Lo acompañaré a su casa para que prepare su equipaje.
- ¿Cómo? ¿Yo también?
Faura apareció uniformado. Como militar militar en retiro, no le correspondía usar el uniforme salvo en ocasiones extraordinarias, para alguna actuación especial. Abrazó a su amigo.
- ¿Vas a viajar uniformado?, preguntó Arce Larco.
- ¡Claro que sí!
Faura volvió a subir a su dormitorio. Arce Larco, en su Mercedes Benz, se dirigió a su casa, seguido por una caravana de vehículos precedidos por el automóvil del vicealmirante Tirado. Faura hizo otras llamadas telefónicas. Habló con el general retirado Arturo Valdéz Palacio y con Francisco Moncloa, candidatos como él, en la lista del Partido Socialista Revolucionario.
- Mi pasaporte, ¿dónde está?, preguntó Faura a su esposa.
- El pasaporte no es necesario porque todos los documentos están en el avión, dijo el contraalmirante Masías.
Faura se despidió de su padre, Salvador Faura Bedoya, de 87 años de edad, hombre fuerte como un roble, que había sido periodista, de los buenos, dirigiendo, junto con Federico More, una incisiva revista satírica de los años 30: "El hombre de la calle".
- Papá, no te preocupes, no sabes las ganas que tengo de ver el Mundial. El viejo no contestó. Se estrecharon en un abrazo prolongado. Los marinos llegan y se van, con frecuencia, de modo que las despedidas suelen estar despojadas de dramatismo. Pero esta vez, las cosas parecían diferentes.
- Estoy de vuelta para el día de mi santo.
Ingresó al automóvil del contraalmirante Masías, y la caravana emprendió viaje rumbo al Callao.
Arce Larco preparó su uniforme. En el ropero encontró una metralleta que, años atrás, le había obsequiado Fidel Castro. Tenía una placa metálica, con su nombre. Los políticos, los jefes militares y los periodistas que visitaron Cuba, recibieron, como recuerdo, una metralleta igual. Tomó el arma y, una caja de proyectiles; y subió a la azotea. Su hijo corrió tras él.
- ¿Qué vas a hacer? ¡Reflexiona!
Con el rostro contraído por la cólera, el ex ministro pareció volver a la realidad.
- ¡Todo esto es una mierda! ¡Una mismísima mierda, que alguna vez hay que terminar a balazo limpio, qué carajo!
Prevaleció la serenidad del muchacho. Bajaron a la sala.
- Toyita, mi pasaporte, ¿dónde está?, preguntó Arce Larco a su esposa.
- No es necesario el pasaporte: según mis instrucciones, su pasaporte está en poder del piloto que conducirá su avión.
- ¿Puedo acompañar a Pepe?, preguntó Victoria Cánepa, la esposa del ex ministro.
- No hay inconveniente.
En el Grupo 8, los dos ex ministros fueron alojados en la oficina del jefe de esta dependencia de la Fuerza Aérea, coronel FAP Pérez. Conversaron, hicieron algunas bromas con los marinos que los habían detenido.
- ¿Podría ir Toyita a traer a Olga, mi esposa? Parece que vamos a demorar un buen rato, dijo Faura.
Sus custodios dijeron que sí. La señora Arce fue a su casa y llamó a la esposa de Faura.
- Olga, busca el pasaporte de Guillermo. Yo he venido por el pasaporte de Pepe. Luego paso por ti, dicen que es muy importante.
Una hora después, las dos señoras ingresaban al Grupo 8.
- No hemos encontrado los pasaportes, qué raro, parece que se han perdido.
- ¡Claro que sí!
Faura volvió a subir a su dormitorio. Arce Larco, en su Mercedes Benz, se dirigió a su casa, seguido por una caravana de vehículos precedidos por el automóvil del vicealmirante Tirado. Faura hizo otras llamadas telefónicas. Habló con el general retirado Arturo Valdéz Palacio y con Francisco Moncloa, candidatos como él, en la lista del Partido Socialista Revolucionario.
- Mi pasaporte, ¿dónde está?, preguntó Faura a su esposa.
- El pasaporte no es necesario porque todos los documentos están en el avión, dijo el contraalmirante Masías.
Faura se despidió de su padre, Salvador Faura Bedoya, de 87 años de edad, hombre fuerte como un roble, que había sido periodista, de los buenos, dirigiendo, junto con Federico More, una incisiva revista satírica de los años 30: "El hombre de la calle".
- Papá, no te preocupes, no sabes las ganas que tengo de ver el Mundial. El viejo no contestó. Se estrecharon en un abrazo prolongado. Los marinos llegan y se van, con frecuencia, de modo que las despedidas suelen estar despojadas de dramatismo. Pero esta vez, las cosas parecían diferentes.
- Estoy de vuelta para el día de mi santo.
Ingresó al automóvil del contraalmirante Masías, y la caravana emprendió viaje rumbo al Callao.
Arce Larco preparó su uniforme. En el ropero encontró una metralleta que, años atrás, le había obsequiado Fidel Castro. Tenía una placa metálica, con su nombre. Los políticos, los jefes militares y los periodistas que visitaron Cuba, recibieron, como recuerdo, una metralleta igual. Tomó el arma y, una caja de proyectiles; y subió a la azotea. Su hijo corrió tras él.
- ¿Qué vas a hacer? ¡Reflexiona!
Con el rostro contraído por la cólera, el ex ministro pareció volver a la realidad.
- ¡Todo esto es una mierda! ¡Una mismísima mierda, que alguna vez hay que terminar a balazo limpio, qué carajo!
Prevaleció la serenidad del muchacho. Bajaron a la sala.
- Toyita, mi pasaporte, ¿dónde está?, preguntó Arce Larco a su esposa.
- No es necesario el pasaporte: según mis instrucciones, su pasaporte está en poder del piloto que conducirá su avión.
- ¿Puedo acompañar a Pepe?, preguntó Victoria Cánepa, la esposa del ex ministro.
- No hay inconveniente.
En el Grupo 8, los dos ex ministros fueron alojados en la oficina del jefe de esta dependencia de la Fuerza Aérea, coronel FAP Pérez. Conversaron, hicieron algunas bromas con los marinos que los habían detenido.
- ¿Podría ir Toyita a traer a Olga, mi esposa? Parece que vamos a demorar un buen rato, dijo Faura.
Sus custodios dijeron que sí. La señora Arce fue a su casa y llamó a la esposa de Faura.
- Olga, busca el pasaporte de Guillermo. Yo he venido por el pasaporte de Pepe. Luego paso por ti, dicen que es muy importante.
Una hora después, las dos señoras ingresaban al Grupo 8.
- No hemos encontrado los pasaportes, qué raro, parece que se han perdido.
6 de diciembre 1974: Egresa la primera promoción de la Escuela Nacional de Marina Mercante: 35 oficiales, 23 de Cubierta y 12 de Ingeniería. La Escuela funciona desde sus inicios y hasta el mes de Julio de 1975, en el local de la Compañía Peruana de Vapores, situada en Chucuito, donde en una construcción provisional funcionaban las oficinas administrativas, académicas, disciplina y aulas. El año 1976, en La Punta, se establece parte de la Escuela (camarotes y comedor de cadetes).
6 de diciembre 1978: El Servicio Naval de Ingeniería Civil se constituye en la Dirección de Infraestructura Terrestre, entidad técnica que controla las construcciones en la Institución Naval.
6 de diciembre 1978: El Servicio Naval de Ingeniería Civil se constituye en la Dirección de Infraestructura Terrestre, entidad técnica que controla las construcciones en la Institución Naval.
6 de diciembre 1988: El capitán de navío Juan Carlos Vega Llona, agregado naval a la Embajada de Perú en Bolivia, pierde la vida víctima de un atentado terrorista en La Paz.
6 de diciembre 1996: Fallece el capitán de fragata Fernando Romero Pintado, historiador naval, autor del tomo VIII de la Historia Marítima del Perú, La República 1850 a 1870, (1984); Grau, el marino epónimo del Perú (1934); Marinos en la selva (1935); Notas para una biografía del vicealmirante Martín Jorge Guise (1974); Grau, biografía lírica (1984); y otras obras sobre la cultura afroamericana.
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